REDACCIÓN DE RECOMENDACIONES

 Sugerencias prácticas basadas en resultados

La redacción de recomendaciones en una tesis de grado es mucho más que un simple apartado final; es la oportunidad de transformar los resultados de una investigación en acciones concretas que aporten valor al campo de estudio, a la sociedad o a la práctica profesional. Este proceso, sin embargo, puede resultar intimidante. ¿Cómo traducir datos complejos en sugerencias claras y prácticas? ¿Cómo asegurarse de que las recomendaciones sean relevantes y viables? Para muchos estudiantes, este paso final se siente como intentar construir un puente entre el mundo abstracto de la teoría y el terreno firme de la acción.

Imagina que eres un arquitecto que ha diseñado un edificio impresionante. Los planos (tus resultados) son sólidos, pero ahora debes explicar cómo ese edificio puede ser útil para quienes lo habitarán. Las recomendaciones son ese puente, y construirlo requiere no solo conocimientos técnicos, sino también creatividad, claridad y un profundo entendimiento de las necesidades de los destinatarios. Este artículo ofrece estrategias prácticas y fundamentadas para redactar recomendaciones efectivas, con un enfoque en la selección de fuentes relevantes que sustenten tus propuestas. A través de ejemplos prácticos, analogías e historias, buscamos no solo enseñarte el "cómo", sino también explicarte el "por qué" de cada estrategia, conectando emocionalmente con tu experiencia como estudiante y futuro profesional.

El objetivo es doble: proporcionar un marco técnico riguroso para elaborar recomendaciones basadas en resultados y motivarte a ver este proceso como una oportunidad para dejar una huella significativa en tu campo. Con un tono accesible y una bibliografía académica sólida, este artículo te guiará paso a paso, haciéndote sentir más seguro y preparado para enfrentar esta etapa crucial de tu tesis.

 

¿Qué son las recomendaciones en una tesis y por qué son importantes?

Las recomendaciones en una tesis son sugerencias prácticas derivadas de los resultados de la investigación, diseñadas para orientar acciones futuras, ya sea en la práctica profesional, en políticas públicas o en investigaciones posteriores. Según Hernández Sampieri et al. (2014), las recomendaciones deben ser específicas, viables y estar directamente vinculadas a los hallazgos, lo que las convierte en un componente esencial para cerrar el ciclo de la investigación.

El por qué de las recomendaciones radica en su capacidad para dar sentido práctico al trabajo académico. Una tesis no es solo un ejercicio intelectual; es una contribución al conocimiento que puede tener un impacto real. Por ejemplo, considera a Sofía, una estudiante de psicología que investigó los efectos del estrés laboral en docentes. Sus resultados muestran que el estrés reduce la productividad, pero ¿cómo se traduce esto en acción? Sus recomendaciones podrían incluir talleres de manejo del estrés o cambios en las políticas escolares, ofreciendo soluciones concretas basadas en sus datos.

La selección de fuentes relevantes es fundamental en este proceso, ya que proporciona la base teórica y empírica para justificar las recomendaciones. Sin fuentes confiables, las sugerencias carecen de autoridad y credibilidad, como un edificio construido sobre arena. Este artículo explora estrategias para redactar recomendaciones sólidas, con un enfoque en cómo y por qué elegir fuentes que refuercen tus propuestas.

 

Estrategias para redactar recomendaciones efectivas

 

1. Alinear las recomendaciones con los resultados de la investigación

Por qué es importante: Las recomendaciones deben ser un reflejo directo de los hallazgos de tu estudio. Según Eco (2010), una tesis coherente mantiene una conexión lógica entre los resultados y las conclusiones, incluyendo las recomendaciones. Si las sugerencias no están ancladas en los datos, pierden credibilidad y utilidad.

Cómo hacerlo: Revisa tus resultados y pregúntate: ¿Qué problemas o necesidades revelan estos datos? Luego, formula recomendaciones que aborden esas necesidades de manera específica. Por ejemplo, si tu investigación encontró que los estudiantes de secundaria tienen dificultades con la lectoescritura, una recomendación podría ser implementar talleres de lectura guiada.

Ejemplo práctico: Supongamos que tu tesis analiza la contaminación en un río local. Tus resultados muestran que los desechos industriales son la principal causa. Una recomendación podría ser: "Implementar regulaciones más estrictas para las empresas locales, basadas en los estándares de la Agencia Ambiental (citando a Aguilar Villanueva, 2015)". Este enfoque conecta los datos con una acción concreta.

Fuentes relevantes: Busca textos de Umberto Eco ("Cómo se hace una tesis") o de Aguilar Villanueva (2015) para aprender a vincular resultados con propuestas prácticas.

 

2. Hacer que las recomendaciones sean específicas y viables

Por qué es importante: Las recomendaciones vagas o poco realistas no tienen impacto. Como señala Martínez (2017), las sugerencias deben ser prácticas y considerar los recursos disponibles, ya sea tiempo, presupuesto o infraestructura.

Cómo hacerlo: Usa el modelo SMART (Específico, Medible, Alcanzable, Relevante, Temporal) para formular recomendaciones. Por ejemplo, en lugar de decir "Mejorar la educación", escribe: "Implementar un programa piloto de capacitación docente en matemáticas durante el próximo semestre en cinco escuelas rurales".

Ejemplo práctico: Piensa en tus recomendaciones como instrucciones en una receta. No basta con decir "hacer un pastel"; debes especificar los ingredientes, las cantidades y el tiempo de cocción. Si tu tesis aborda la salud mental, una recomendación específica podría ser: "Establecer un programa de consejería gratuita para estudiantes universitarios, financiado por el presupuesto institucional, durante el ciclo escolar 2026-2027".

Fuentes relevantes: Consulta "Metodología de la investigación" de Hernández Sampieri et al. (2014) para criterios de formulación de objetivos SMART.

 

3. Apoyar las recomendaciones con fuentes académicas relevantes

Por qué es importante: Las fuentes académicas proporcionan la autoridad necesaria para que tus recomendaciones sean creíbles. Según Guba y Lincoln (2002), la calidad de una investigación depende de la solidez de sus referencias, lo que también aplica a las recomendaciones.

Cómo hacerlo:

·         Paso 1: Identifica palabras clave. Usa términos relacionados con tus resultados, como "políticas públicas", "educación inclusiva" o "sostenibilidad ambiental".

·         Paso 2: Busca en bases de datos académicas. Plataformas como Redalyc, Dialnet o Scielo ofrecen artículos en español de autores reconocidos. Por ejemplo, para políticas públicas, busca trabajos de Aguilar Villanueva o Reynoso Vallejo.

·         Paso 3: Evalúa las fuentes. Asegúrate de que sean actuales, de autores con trayectoria y relevantes para tu tema. Por ejemplo, un artículo de 2020 en Redalyc sobre educación inclusiva es más útil que un texto genérico de hace 20 años.

·         Paso 4: Integra las fuentes. Cita autores específicos para respaldar tus recomendaciones, explicando cómo sus hallazgos apoyan tus propuestas.

Ejemplo práctico: Si tu tesis trata sobre energías renovables, podrías citar a Oszlak (2008) para respaldar una recomendación sobre incentivos fiscales para empresas que adopten energía solar. Una tabla organizativa (autor, año, idea clave, relevancia) te ayudará a gestionar estas fuentes.

Fuentes relevantes: Busca en Redalyc o Dialnet artículos de Oszlak o Reynoso Vallejo para políticas públicas, o de Hernández Sampieri para metodología de investigación.

 

4. Considerar el público objetivo de las recomendaciones

Por qué es importante: Las recomendaciones deben dirigirse a un público específico, como policymakers, profesionales o investigadores. Según Bourdieu (2000), el impacto de un trabajo académico depende de su capacidad para dialogar con las necesidades de sus destinatarios.

Cómo hacerlo: Identifica quiénes se beneficiarán de tus recomendaciones (por ejemplo, docentes, gobiernos locales, ONGs) y adapta el lenguaje y el enfoque a sus necesidades. Por ejemplo, si tu tesis aborda la salud pública, las recomendaciones para un hospital serán diferentes a las dirigidas a un ministerio.

Ejemplo práctico: Imagina que tu investigación trata sobre la deserción escolar. Para directores de escuelas, podrías recomendar "talleres de orientación vocacional", mientras que para el gobierno sugerirías "políticas de subsidios para estudiantes de bajos ingresos". Esto es como elegir el tono adecuado para hablar con un amigo versus un jefe.

Fuentes relevantes: Consulta "Los usos sociales de la ciencia" de Bourdieu (2000) para entender cómo dirigir el conocimiento a públicos específicos.

 

5. Incorporar un tono motivador y práctico

Por qué es importante: Las recomendaciones no solo deben ser técnicas, sino también inspiradoras. Como señala Seligman (2011), un enfoque positivo puede motivar a los lectores a actuar sobre las sugerencias propuestas.

Cómo hacerlo: Usa un lenguaje claro y directo, evitando jerga innecesaria. Incluye frases que inviten a la acción, como "Se propone" o "Es factible implementar". Conecta emocionalmente explicando cómo las recomendaciones pueden generar un cambio positivo.

Ejemplo práctico: En una tesis sobre cambio climático, en lugar de escribir "Se necesitan más políticas ambientales", podrías decir: "Se propone crear un programa comunitario de reforestación, inspirado en el éxito de iniciativas similares en México (citando a Toledo, 2019), para empoderar a las comunidades locales en la lucha contra el calentamiento global".

Fuentes relevantes: Consulta "Flourish" de Seligman (2011) para estrategias de comunicación positiva, o trabajos de Toledo (2019) sobre sostenibilidad.

 

La importancia de la selección de fuentes relevantes

La selección de fuentes es el pilar que sostiene la credibilidad de tus recomendaciones. Una fuente bien elegida no solo valida tus propuestas, sino que también te posiciona como un investigador riguroso dentro de la comunidad académica. Como señala Eco (2010), una tesis sólida se construye sobre un diálogo con autores previos, y las recomendaciones son la culminación de ese diálogo.

Por qué importa el "cómo" y el "por qué":

·         Cómo: La selección de fuentes requiere un enfoque sistemático. Usa bases de datos académicas como Redalyc o Dialnet, evalúa la autoridad de los autores y organiza las referencias con herramientas como Mendeley. Por ejemplo, un artículo de Aguilar Villanueva (2015) sobre gobernanza puede respaldar una recomendación sobre políticas públicas.

·         Por qué: Las fuentes relevantes dan peso a tus recomendaciones, asegurando que no sean meras opiniones, sino propuestas fundamentadas. Esto también reduce la inseguridad al redactar, ya que sabes que tus ideas están respaldadas por expertos.

Analogía: Piensa en las fuentes como los cimientos de una casa. Si usas materiales de calidad (artículos académicos confiables), la estructura será sólida. Pero si te basas en fuentes débiles (blogs o textos no revisados), tu trabajo podría colapsar bajo el escrutinio académico.

 

Conexión emocional con el lector

Redactar recomendaciones es más que un ejercicio técnico; es una oportunidad para inspirar cambio. Cada recomendación que escribes lleva consigo el potencial de influir en tu campo, en tu comunidad o en el mundo. Recuerda por qué comenzaste tu tesis: tal vez querías resolver un problema que te apasiona o contribuir a un debate importante. Ese propósito es tu motor emocional.

Considera a Ana, una estudiante que investigó la inclusión de personas con discapacidad en el trabajo. Cuando redactó sus recomendaciones, pensó en las historias de las personas que entrevistó y en cómo sus propuestas podrían mejorar sus vidas. Esto la motivó a escribir con claridad y pasión. Tu tesis también tiene una historia detrás, y conectar con ella te ayudará a redactar recomendaciones que no solo informen, sino que también inspiren.

 

Conclusión

La redacción de recomendaciones es una etapa crucial que transforma los resultados de tu investigación en acciones prácticas con impacto real. Las estrategias presentadas —alinear las recomendaciones con los resultados, hacerlas específicas y viables, apoyarlas con fuentes relevantes, considerar el público objetivo y usar un tono motivador— ofrecen un camino claro y fundamentado para lograrlo. La selección de fuentes relevantes, en particular, es el cimiento que da credibilidad y autoridad a tus propuestas, permitiéndote contribuir al conocimiento con confianza.

Escribir recomendaciones es como diseñar un mapa para el futuro: cada sugerencia es una ruta que guía a otros hacia soluciones prácticas. Con autores como Eco, Hernández Sampieri y Aguilar Villanueva como guías, y un enfoque que combina rigor y empatía, puedes crear recomendaciones que no solo cumplan con los estándares académicos, sino que también dejen una marca duradera. Ánimo, estás a un paso de convertir tus resultados en un legado significativo.

 

Bibliografía

·         Aguilar Villanueva, L. (2015). Gobernanza y gestión pública. México: Fondo de Cultura Económica.

·         Bourdieu, P. (2000). Los usos sociales de la ciencia. Buenos Aires: Nueva Visión.

·         Eco, U. (2010). Cómo se hace una tesis. Barcelona: Gedisa.

·         Guba, E. G., & Lincoln, Y. S. (2002). Paradigmas en competencia en la investigación cualitativa. Bogotá: Universidad de los Andes.

·         Hernández Sampieri, R., Fernández Collado, C., & Baptista Lucio, P. (2014). Metodología de la investigación. México: McGraw-Hill.

·         Martínez, M. (2017). Investigación cualitativa: Métodos y técnicas. Madrid: Síntesis.

·         Oszlak, O. (2008). Estado y sociedad: Nuevas reglas de juego. Buenos Aires: Ariel.

·         Seligman, M. E. P. (2011). Flourish: A visionary new understanding of happiness and well-being. Barcelona: RBA Libros.

·         Toledo, V. M. (2019). Ecología y autosuficiencia alimentaria. México: Siglo XXI.

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