IMPORTANCIA DE LA PRECISIÓN

Datos y términos exactos en papers

Imaginemos por un momento a un cirujano que, en plena operación, confunde el lado izquierdo con el derecho. O a un piloto que interpreta de forma incorrecta una instrucción del control aéreo. En ambos casos, el desenlace podría ser fatal. En el campo académico y científico, si bien las consecuencias no son tan inmediatas ni visibles, la falta de precisión en los datos o el uso incorrecto de términos puede desacreditar por completo una investigación, generar confusión entre lectores y comprometer la validez de una tesis de grado. Este artículo pretende explorar de forma profunda y humanizada por qué la precisión es una piedra angular en la redacción de un paper y cómo puede marcar la diferencia entre una contribución valiosa y una fuente de desinformación.

 

1. Precisión: una exigencia epistemológica

La precisión en el ámbito académico no es un simple capricho editorial. Es una necesidad epistemológica, es decir, responde a los principios que rigen la producción de conocimiento confiable. Cuando un investigador escribe un paper, no está simplemente compartiendo ideas: está afirmando que ha seguido un camino metódico, replicable y verificable para llegar a esas conclusiones. La exactitud en los datos, en los términos utilizados y en las referencias citadas son, entonces, indicadores del rigor de ese proceso.

Autores como Mario Bunge (2000) y Umberto Eco (1993) han insistido en que el lenguaje científico debe ser claro, consistente y preciso. No hay espacio para ambigüedades si se busca que otros investigadores puedan comprender, evaluar o replicar un estudio.

 

2. El lenguaje importa: entre tecnicismos y claridad

Un error común entre quienes redactan su tesis de grado es pensar que mientras más compleja sea la redacción, más "académico" suena el texto. Nada más lejos de la verdad. El uso adecuado de términos técnicos es esencial, sí, pero no debe sustituir la claridad. Llamar "capital cultural" a un fenómeno que en realidad corresponde a "capital simbólico", como propone Pierre Bourdieu, puede alterar por completo la lectura e interpretación del lector. Cada término tiene una carga teórica específica.

Un caso ilustrativo es el concepto de "resiliencia". En psicología, se refiere a la capacidad de sobreponerse a situaciones traumáticas. En ecología, alude a la habilidad de un ecosistema de recuperar su estado original tras una perturbación. Confundir estos significados puede no solo desacreditar el trabajo, sino también evidenciar falta de dominio conceptual.

 

3. El dato no es inocente: la responsabilidad de su interpretación

Una tabla mal interpretada, un promedio mal calculado o una cita sacada de contexto pueden ser errores devastadores en un paper. La precisión en el uso de datos implica no solo escribir correctamente una cifra, sino también comprender qué significa, qué implica y hasta dónde puede generalizarse.

Por ejemplo, si un estudio encuentra que el 65% de los estudiantes de una universidad X presentan ansiedad antes de los exámenes, ese dato no puede extrapolarse directamente a toda la población estudiantil de un país sin considerar el contexto metodológico: muestra, instrumentos, tipo de institución, etc. La falta de precisión aquí puede derivar en conclusiones engañosas.

 

4. Ejemplos de errores frecuentes y sus consecuencias

En una tesis de sociología de 2019, una estudiante citaba a Durkheim como defensor de la anomia como "valiosa para el cambio social". Sin embargo, una lectura atenta revela que Durkheim advierte sobre la anomia como un estado patológico en la sociedad. La confusión de esta idea central no solo afecta la validez del marco teórico, sino que puede generar una interpretación errónea de todo el fenómeno estudiado.

Otro ejemplo proviene del ámbito de la biología. En un artículo de revisión, un estudiante menciona que las "mutaciones genéticas siempre son perjudiciales". Esta afirmación, aunque común en el lenguaje coloquial, es técnicamente incorrecta. Algunas mutaciones pueden ser neutrales o incluso beneficiosas desde el punto de vista evolutivo. Aquí, la falta de precisión no solo empobrece el texto: desinforma.

 

5. La selección de fuentes: un ejercicio de responsabilidad académica

Uno de los pasos más importantes para asegurar la precisión en un paper es la selección adecuada de fuentes. No todas las publicaciones tienen el mismo nivel de rigurosidad. No todo lo que está en internet es confiable. Y no todo autor tiene la misma trayectoria o validez académica.

Es clave acudir a fuentes primarias, es decir, los trabajos originales de los autores citados. Leer directamente a Foucault y no limitarse a lo que otros dicen sobre él. Verificar las ediciones más actualizadas y, siempre que sea posible, preferir publicaciones arbitradas por pares.

Además, conviene tener una estrategia de selección que incluya bases de datos académicas como Scielo, Redalyc, Dialnet o Google Scholar. Estas herramientas permiten contrastar información, observar tendencias y, sobre todo, validar la pertinencia y actualización de los datos que se incluyen en el paper.

 

6. Una analogía para entender su relevancia

Pensemos en el trabajo de redacción de una tesis como la elaboración de un mapa para una expedición. Cada término, cada dato, cada fuente es una señal en ese mapa. Si una coordenada está mal, podría llevar a los exploradores a una zona peligrosa. Si falta una escala o el tipo de terreno está mal descrito, se compromete todo el recorrido. El lector de una tesis depende de ese mapa para llegar a las mismas conclusiones que el autor. Y la precisión es lo que permite que ese viaje intelectual sea seguro, confiable y valioso.

 

7. Recomendaciones prácticas para lograr mayor precisión

·         Revisar definiciones clave: contrastar con fuentes académicas confiables. Preferir diccionarios especializados.

·         Evitar generalizaciones no fundamentadas: usar términos como "algunos", "en ciertos casos", "según los datos disponibles", cuando corresponda.

·         Verificar todas las cifras y citas: no confiar en la memoria ni en la primera fuente encontrada.

·         Consultar con expertos: validar términos con docentes, tutores o especialistas.

·         Utilizar herramientas de gestión bibliográfica: como Zotero o Mendeley para organizar fuentes y evitar errores en la citación.

 

Conclusión

Redactar una tesis no es solo una tarea académica, sino un acto de responsabilidad. La precisión en los datos, en el lenguaje y en la selección de fuentes no es una exigencia opcional, sino una condición para que el conocimiento producido sea válido, útil y replicable. Como en un quirófano o en una cabina de avión, el detalle importa. Y mucho. Porque en la ciencia, el error no solo se mide en números: se mide en confianza, en credibilidad y en la posibilidad de seguir avanzando hacia nuevas respuestas.

 

Referencias bibliográficas

·         Bunge, M. (2000). Epistemología: Materiales para su estudio. Gedisa.

·         Eco, U. (1993). Como se hace una tesis. Gedisa.

·         Bourdieu, P. (1986). El capital social: notas provisionales. Sociological Theory.

·         Foucault, M. (1975). Vigilar y castigar. Siglo XXI.

·         Scielo. (2024). Biblioteca Científica Electrónica en Línea. https://scielo.org

·         Redalyc. (2024). Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe. https://www.redalyc.org

·         Dialnet. (2024). Portal de difusión de la producción científica hispana. https://dialnet.unirioja.es

·         Google Scholar. (2024). Buscador de literatura académica. https://scholar.google.com

·         Mendeley. (2024). Gestor de referencias bibliográficas. https://www.mendeley.com

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