CÓMO ESCRIBIR UN PRÓLOGO

Introducción personal al trabajo académico 

Escribir una tesis es recorrer un camino complejo que entrelaza el saber académico con vivencias personales, dudas, hallazgos y aprendizajes. En ese trayecto, el prólogo cumple una función única: se erige como el umbral simbólico entre el lector y la obra. No es un requisito técnico ni un protocolo obligatorio, pero cuando está presente, puede transformar la forma en que se recibe todo el trabajo académico.

El prólogo es, esencialmente, un espacio de humanidad dentro de un texto académico. Es la voz del autor, que se permite hablar en primera persona para compartir motivaciones, dificultades, agradecimientos y el contexto que hizo posible esa investigación. Este artículo busca explorar no solo cómo se escribe un buen prólogo, sino también por qué es importante y qué impacto tiene en la construcción del conocimiento.

¿Qué es un prólogo en una tesis de grado?

Desde una perspectiva formal, el prólogo es un texto introductorio que antecede el cuerpo principal de una obra. En el ámbito académico, se ubica antes del índice, después de la portada y, a menudo, antes del resumen o la introducción formal.

Pero más allá de lo estructural, el prólogo es un relato. Es donde el autor cuenta su historia: cómo nació el tema, qué motivaciones personales lo impulsaron, qué desafíos enfrentó, y cómo vivió el proceso de investigación. En palabras de Eco (1993), el texto académico tiene una parte visible (la arquitectura argumental) y una parte invisible (las emociones, las decisiones, las frustraciones); el prólogo pertenece a esta última dimensión.

Funciones del prólogo

1 Introducir desde la experiencia

El prólogo le da al lector la posibilidad de conocer el origen emocional y humano del proyecto. Esto favorece la empatía y la comprensión del enfoque elegido. Por ejemplo, una estudiante de enfermería que investiga la humanización del parto puede comenzar su prólogo relatando cómo acompañó el nacimiento de su sobrina, y cómo esa experiencia la impulsó a explorar científicamente el tema.

2 Agradecer

Otra función habitual del prólogo es la de agradecer a quienes han acompañado al autor en el proceso. Estos agradecimientos pueden ser personales (familia, amigos) o institucionales (tutores, universidades, bibliotecas). Esta parte no solo humaniza el texto, sino que también refleja la naturaleza colaborativa del saber.

3 Preparar al lector

Un buen prólogo puede orientar al lector sobre el enfoque del trabajo, sus alcances y sus limitaciones desde una voz cercana. Aquí no se detallan hipótesis ni se desarrollan argumentos, pero sí se anticipa el espíritu del trabajo.

4 Reflexionar

El prólogo también es una oportunidad para reflexionar brevemente sobre el camino recorrido. Esta mirada retrospectiva aporta valor a la obra, ya que da cuenta del crecimiento intelectual del autor.

¿Cómo se escribe un prólogo? Estrategias clave

1 Hablar en primera persona

El prólogo es uno de los pocos espacios donde está permitido (y recomendado) escribir en primera persona. Esto favorece una narrativa más íntima y directa. El lector agradece esta cercanía.

Ejemplo: “Esta tesis nació en una guardia de hospital, a las tres de la mañana, cuando me pregunté por qué tantos pacientes crónicos son también recurrentes en urgencias...”

2 Ser auténtico

No se trata de hacer literatura ni de exhibir un drama, sino de escribir con autenticidad. Ser sincero sobre las motivaciones, las dudas y los cambios de rumbo aporta valor y profundidad. El lector percibe la honestidad.

3 Estructurar con sentido

Aunque el prólogo es más libre que otras secciones, puede beneficiarse de una estructura mínima:

1.   Breve anécdota o motivación personal

2.   Origen del tema

3.   Dificultades y aprendizajes del proceso

4.   Agradecimientos

5.   Expectativas respecto al lector

4 Cuidar el tono

El tono del prólogo debe ser cálido, reflexivo y respetuoso. Aunque se trate de un texto subjetivo, sigue siendo parte de una obra académica, por lo que debe mantenerse dentro de los márgenes del lenguaje formal.

5 Ser breve

Idealmente, el prólogo no debe superar dos páginas. Su función es introducir, no reemplazar la introducción académica ni extenderse en análisis argumentales.

4. Analogías para comprender su valor

Imaginemos que la tesis es una casa. El marco teórico serían los cimientos, la metodología las paredes, los resultados las habitaciones. El prólogo, en este caso, sería la puerta de entrada, decorada con palabras que invitan a pasar, que explican por qué se construyó esa casa y por qué vale la pena visitarla.

O bien pensemos en una función teatral. La tesis es la obra. El prólogo es ese instante en que el telón aún está abajo, pero el narrador aparece en escena, solo, para decir: “Quiero contarles algo. Esto es importante para mí. Espero que también lo sea para ustedes.”

Estas analogías permiten entender que el prólogo no es un adorno, sino una clave interpretativa. Quien lo lee antes de sumergirse en la tesis ya no es un lector neutral, sino alguien que ha sido invitado con amabilidad a un recorrido.

El "por qué" detrás del prólogo

1 Generar conexión emocional

El prólogo permite que el lector perciba al autor como una persona real, con inquietudes, miedos y pasiones. Esta conexión es fundamental, especialmente en una época donde el conocimiento tiende a ser deshumanizado.

2 Fortalecer la credibilidad

Curiosamente, mostrarse vulnerable puede fortalecer la credibilidad. Cuando un autor reconoce sus dudas o limitaciones iniciales, el lector confía más en su honestidad y en el camino recorrido.

3 Brindar contexto sin tecnicismos

Muchos lectores de tesis no son expertos en el tema tratado. El prólogo ofrece una forma accesible de enmarcar el trabajo sin necesidad de conocimientos previos.

4 Hacer memoria

El prólogo es también una cápsula del tiempo. Muchos autores, años después, vuelven a sus tesis y se emocionan al leer lo que escribieron en el prólogo. Es un espejo emocional que muestra no solo lo que pensaban, sino cómo lo sentían.

Lo que no debe hacer un prólogo

Para mantener su función clara, es importante evitar algunos errores comunes:

  • No repetir información que aparecerá en la introducción académica.
  • No desarrollar argumentos teóricos o metodológicos.
  • No usar lenguaje coloquial excesivo ni informalidades.
  • No excederse en extensos agradecimientos sin conexión con la tesis.

El prólogo es personal, sí, pero no es una red social. Su función es preparar, emocionar y contextualizar, no desbordar.

Conclusión: un espacio de humanidad entre la técnica

El prólogo es mucho más que un saludo de cortesía. Es la puerta emocional que permite ingresar al mundo académico desde un lugar humano. Escribirlo con cuidado, autenticidad y respeto no solo mejora la calidad del texto final, sino que honra el proceso vivido.

Así como una tesis es el resultado de una investigación rigurosa, también lo es de una vivencia profunda. El prólogo es ese lugar donde ambas dimensiones se encuentran. Quien lo escribe con conciencia y quien lo lee con apertura pueden descubrir, allí, la chispa que conecta el conocimiento con la vida.

Bibliografía consultada

  • Eco, U. (1993). Cómo se hace una tesis. Barcelona: Gedisa.
  • Hernández Sampieri, R., Fernández Collado, C., & Baptista, P. (2014). Metodología de la investigación (6.ª ed.). México: McGraw-Hill.
  • Day, R. A., & Gastel, B. (2012). Cómo escribir y publicar trabajos científicos. Washington: OPS.
  • Cerda, H. (2010). Fundamentos de investigación. Bogotá: Ed. El Búho.
  • Sabino, C. (2006). El proceso de investigación. Caracas: Panapo.
  • Vasilachis de Gialdino, I. (2006). Estrategias de investigación cualitativa. Barcelona: Gedisa.

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